martes, 15 de junio de 2010

Me muerde hasta los sueños

Desazón,
tan extraña, pero al mismo tiempo tan conocida.
A la que le encanta sonreirme triste desde el fondo de los cajones y se me antoja fría y calculadora.
Desde luego, sabe dónde tiene que colarse para clavarme astillas bajo las uñas y dagas invisibles en el lado correcto del pecho. Totalmente a traición.
Nadie sabe hasta que punto es valiente el héroe cuando no se conocen sus heridas.
Y solo de saberlo me dan ganas de atrincherarme en el lugar más seguro del mundo, que es mi cama, y ni siquiera mirar fuera de las sábanas, no siendo que Evidencia siga sentada en mi sillón, con mis zapatillas, con mi alma....
- No te echo de mi puta vida porque al final llevabas razón, perra.
- Evidentemente.
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Si se trata de confesar, diré que suelo llorar a menudo, cuando tengo frío.
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Y anoche tenía los pies congelados.

miércoles, 9 de junio de 2010

Funciones de reestreno

Todo el mundo.

Pienso en todo el mundo antes de pensar en mí.
No sabes lo difícil que es eso.
No poder hacer esto, por si a uno le sienta mal, lo otro tampoco porque le puede sentar mal.
Y joderte tú misma, por no fastidiar un poquito a los demás.
No sabes lo que jode, y lo duro que es.

Y por una vez, una mísera vez que miro antes por mí que por los demás, que ya es raro, ¿me lo echas todo en cara?
Qué fácil es eso, ¿verdad?
Pero no es tan fácil ponerse en la situación de los demás. Eso no.
Las ganas que tengo de no depender de una puta vez de la gente. De que me importe una mierda lo que digan...Pero no, no puedo.
Me importa, sí, me importa lo que diga la gente.
¿Qué le hago? No es tan fácil.
Quisiera ser más fuerte, y dura por dentro, y que no me importase. Pero soy así.

Todo el mundo cambia. Ya no soy la niña pequeña que decía a todo que sí.
Lo siento, y si tengo que pedir perdón, pediré.
Pero no, ya no lo soy.