domingo, 16 de mayo de 2010

Y sobretodo, que has hecho todo esto conmigo

He vuelto a llegar a casa con la cazadora manchada de pintura.


Si mamá. Me habré apoyado en algún lado sin darme cuenta.

Sin darme cuenta y con él aprisionándome entre su cuerpo y la pared, entre sus besos y mi cordura; que al final, juraría que se fue de vacaciones.


¿Pintalabios en el cuello? ¿Qué? ¡ Ah, sí! Las chicas, que están tontas y me pintaron jugando.

Que el color de mis labios se perdió en los tuyos y lo llevaste a mi cuello. Seguro.


Que me voy a duchar, que igual tengo pintura en el pelo.

Que en realidad mi pelo y mi piel respiran tu olor y tu colonia si me muevo rápido. Que me gusta. Me gusta mucho. Pero ya no sé que excusa poner si me preguntan.


No han pasado ni cinco minutos y tu nombre ya se enciende y parpadea.

- He llegado a casa con la camiseta manchada de pintura.
- Amarilla, como la que hay en mi cazadora. Delatador.
- Más delatador es que toda mi ropa huela a ti y tu colonia.
- Mi pelo huele a ti...
- Ha merecido la pena cargarme una camiseta.